sábado, 14 de junio de 2014

Vayamos por partes (I). Desastrosos antecedentes


¿Y QUIÉN ES ESTA?

Me llamo Irene, tengo 24 primaveras y provengo de calurosas tierras sevillanas. Tras varios años de amargo enclaustramiento, de innumerables momentos de delirio en épocas de exámenes (mis compañeras de piso dan fe) y de memorizar datos a mansalva, por fin tengo mi papel mojado título de licenciada, pero oye como que no he tenido mucha suerte en encontrar eso que llaman un trabajo digno. Qué poco original soy,
quejándome de mi situación laboral...

¿QUÉ HACES CON TU VIDA?

Desde que terminé la carrera he procurado mantenerme ocupada haciendo un voluntariado, un curso para prepararme el dichoso First, dando clases particulares y claro enviando CV sin piedad a las empresas que me quisieran acogercaritativamente aunque les tuviera que pagar yo. Bueno hasta ahí no he llegado, pero poco falta.

Y en este mismo afán de abrirme puertas para encauzar mi vida, me planteé seriamente irme a trabajar fuera. Siempre me ha gustado estudiar idiomas y aprender otras culturas, por lo que pasar una larga temporada en el extranjero, dada mi situación, me pareción una buena idea de bombero.

Me informé en la universidad sobre becas para hacer prácticas en el extranjero tipo Leonardo y empecé a mandar cartas de presentación a empresas inglesas de mi sector. Eures se convirtió en mi página más visitada y a la vez la más odiada, porque las ofertas aparecen todo apelotonadas y tras revisar la página 21364165615 te entra una conjuntivitis del copón.

Las empresas que me respondieron (algunas hubo) me decían que sería conveniente que estuviera viviendo ya allí para ser candidata, ya que en Inglaterra el proceso de selección dura bastante, y claro no puedo costearme 10 viajes para hacer las entrevistas. Lo ideal y maravilloso hubiera sido dar con una empresa que aceptara estudiantes haciendo convenio con la universidad, que sólo requiere entrevistas por Skype. Pero no pudo ser (léase con entonación de resignación).

¿Y AHORA QUÉ LUMBRERAS?

Aún así yo no desisto, sino que insisto. Me niego a vegetar en mi habitación o a seguir perdiendo el tiempo estudiando otra cosa que ni me guste con tal de hacer algo y no ser una ni-ni. Quiero dejar de depender de mis padres, tener mi dinerillo y abandonar de una vez el nido. Obviamente, no es que me traten mal en casa
ni mucho menos, pero creo que a estas edades ya toca volar, aunque luego me estrelle.

Desde hace muchos años ya conozco qué es un au pair, ya que una conocida lo fue, y actualmente una de mis mejores amigas está genial vivendo con una family. Así que sobre diciembre del año pasado me dije ¿por qué no? De perdidos al río, y me inscribí en varias páginas para encontrar mi familia media naranja. Hablé con varias de ellas por Skype: en la primera llamada estaba atacada a más no poder, luego me fui calmando, aunque los tiempos verbales bailen el waka waka en mi cabeza cuando hablo. Pero no daba con ninguna que me diera buena sensación de conexión, y para una que sí me gustó (una madre soltera que era muy salada), luego me dio largas y ya no supe más de ella.

En fin, que ya estaba harta de perder tiempo mirando perfiles, mandando correos, haciendo llamadas por Skype que no me llevaban a nada, y dejé de buscar. Empecé en una academia de inglés para prepararme el examen del First, mi asignatura pendiente, porque aunque me maneje con el inglés no tengo ningún certificado en plan guay que diga que tengo un nivel B2, cosa que les encanta a las empresas.

¿ENTONCES TE VAS O NO TE VAS DE AU PAIR?

Obviamente, el curso de inglés se terminó y próximamente me examino del First, por lo que la angustia del tiempo libre me empezó a corroer de nuevo y hace unas semanas reinicié mi búsqueda y captura de familias guiris. Esta vez con más tino que la anterior (hija, algo que me sale a derechas).

Os cuento más de la familia en la próxima entrada, que ya esta se está alargando mucho y no es plan de aburrir a nadie.

¡¡Un saludo y hasta pronto!!




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